lunes, 6 de octubre de 2014

LA PARÁBOLA DEL CABALLO, EL CARRUAJE Y EL COCHERO



El Hombre es el cochero que debería estar en la cabina y controlar el caballo y el carruaje, pero está bebiendo en una "taberna" y gasta casi todo su dinero allí. El cochero no está en la cabina porque se emborrachó y a causa de ello el caballo recibe escaso o ningún alimento y tanto él como el carruaje están en mal estado. Lo que primero se necesita es que el cochero despierte de su sueño y piense en su situación.



Debe salir de la taberna y entonces verá la condición del caballo y del carruaje. El caballo pasa hambre, el coche está en un estado pésimo. Nota que los arneses del caballo están mal colocados y que faltan las riendas que unen el caballo a la caja del coche, esto es, que no hay nada que permita la comunicación entre el conductor y el caballo.

Ocupémonos solamente de esta parte de la parábola, a saber, la falta de riendas. Evidentemente, es inútil que el cochero suba a la cabina si faltan las riendas. Quizá comprendan ahora que faltan las riendas entre el Centro Intelectual y el Centro Emocional. En esta parábola el caballo representa el Centro Emocional y el cochero representa la mente. 



No hay una conexión apropiada entre los pensamientos y las emociones. Por ejemplo, pensamos y resolvemos mentalmente comportarnos de cierta manera, no perder los estri­bos, pero cuando surge la situación real vemos que nuestros pensamientos no tienen ningún control sobre nuestros sentimientos, es decir, que no se controla al caballo.

En la parábola significa que no hay riendas entre el co­chero y el caballo ¿Acaso no es cierto que decidimos mentalmente no entregarnos a cierto comportamiento y sin embargo fracasamos? ¿Qué sucede en general? No po­demos controlar el caballo. 

El comportamiento del caballo es independiente de lo que ha resuelto la mente. Por ejemplo, uno decide ser muy valiente en presencia del peligro. Estalla una bomba y ve que es incapaz de controlar el caballo. Tiembla como un poseído, etc. Esto se debe a que no hay riendas que conecten al cochero con el caballo. Lo desdichado es que el cochero y el caballo hablan diferentes lenguajes. El caballo —esto es, el Centro Emo­cional— no entiende las palabras del cochero —esto es, el Centro Intelectual.


¿Qué lenguaje usa el Centro Emocional? Usa el lenguaje de las imágenes visuales. El Centro Emocional no conoce ni las palabras intelectuales ni las teorías, pero comprende las imágenes visuales. Por ejemplo, si está en peligro y se siente nervioso, si se encuentra con un hombre visiblemente tranquilo, ayuda al caballo —esto es, al Centro Emocional. El hombre calmo es una imagen visual y esto afecta al caballo y lo tranquiliza. Por una parte, pues, el Centro Emocional es gobernado por medio del lenguaje de las imágenes visuales. 
 
¿Cómo puede ponerse en comu­nicación el cochero con el Centro Emocional? No basta tener pensamientos porque el Centro Emocional o caballo no comprende esos pen­samientos que por lo general toman la forma de palabras. Quiero decir que el pensar ordinario adopta la forma del lenguaje, de palabras tales como "Seré valiente", "No me importa lo que dice".


Supon­gamos ahora que uno se enfrenta con una situación que puede inducir fácil­mente a ser negativo. Se dice a sí mismo "No seré negativo" o "No re­accionaré a esta situación", y mentalmente se puede decir muchas frases semejantes —esto es, el cochero— y sin embargo cuando surge la situación el caballo se desboca. 

"Sí, el cochero sabe, el caballo no sabe. El caballo no comprende. No com­prende lo que dice el cochero". Es decir, no hay riendas que vayan del co­chero al caballo. El cochero no sabe cómo controlar el caballo. Cree que se puede controlar disponiendo los pensamientos de cierto modo. El caballo no conoce este lenguaje. No recibe los mensajes. De hecho, el caballo no conoce las decisiones del cochero.
 

¿Qué significa esta primera etapa del despertar de la ebriedad? Hay gente embriagada con la propia importancia, con sus estados negativos, embriagada con la idea de su capacidad para hacer cualquier cosa, etc. Mientras un hombre o una mujer piensen que no hay nada de equívoco en ella, seguirán en la taberna en estado de embriaguez.

Las riendas entre el cochero y el caballo no se hacen mecánicamente —o más bien sólo las riendas equivocadas se hacen mecánicamente.. Para establecer una conexión correcta entre el Centro Intelectual y el Centro Emocional —esto es, entre el cochero y el caballo— es preciso ser capaz, por más limitada que sea la capacidad, de recordarse a sí mismo y estar alerta.


Ahora bien, ¿por qué existe una parábola?  Son imágenes visuales. El caballo entiende el lenguaje visual, el cochero comprende las palabras, y la parábola pone a ambos en relación. Las imágenes visuales son un idioma universal. Es el lenguaje de los signos. El caballo sólo entiende un lenguaje universal de imágenes visuales. Por eso, si se quiere controlar al caballo desde la mente, es preciso visualizar y no pensar meramente. Es menester visua­lizar la conducta que se ha decidido seguir con determinada persona.

Fuente: Maurice Nicoll